domingo, 26 de junio de 2011

MARIA EUGENIA GIL
Una reina puede hacerse por una tradición, una corona heredada por su sangre de realeza. Pero también puede llegar a serlo por decisión del pueblo, por llegarle al corazón a muchas personas, por sacudir sus emociones a niveles tan impredecibles que sólo les queda bailar de gozo. Una reina elegida por su pueblo, con la voz y el ritmo como estandarte, es tan reina como ninguna otra.
Por eso, a través de esta propuesta, he creado para estas reinas de la música lo único de lo que han estado privadas: “su trono”
Entronarlas como tributo y homenaje a esas mujeres que lograron sacudir y sacuden literalmente al  mundo. 

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